Si bien existen bodegas y productores artesanales en toda la costa sur que mantienen viva la tradición, en esta ocasión PromPerú invita a familiarizarse con el itinerario de Lima e Ica.
Pisco y deliciosa gastronomía
Aún en medio de la modernidad, en Lima se conservan viejas tradiciones. El distrito de Pueblo Libre tiene uno de los pocos bares genuinamente limeños: la Antigua Taberna Queirolo, fundada en 1880, ofrece dos clásicos capitalinos: el chilcano –cóctel a base de pisco, limón y ginger ale– y la butifarra –sándwich de jamón ahumado de cerdo con salsa de cebolla y ají amarillo entero–, además de otros platos criollos.
Asimismo, la urbe ofrece una amplia variedad de bares y restaurantes donde degustar desde un clásico pisco sour hasta un cóctel de autor, acompañados de singulares propuestas gastronómicas. Algunos de ellos son El Museo del Pisco y los bares Capitán Meléndez, el del Hotel B y Carnaval, incluido en la lista de los 50 mejores bares del mundo.
Hacia el sur se encuentra San Vicente de Azpitia, un pueblo de una sola callecita que alberga la mejor cocina a base a camarones y una bodega con un pisco de calidad superior: Sarcay, que ha cosechado grandes premios nacionales e internacionales.
Más adelante se encuentra Lunahuaná, un distrito de la provincia de Cañete, donde se pueden encontrar piscos elaborados a base de la cepa uvina, genuina de estas tierras.
Ica, la cuna del pisco
Ica es la zona productora de pisco más representativa y cuna de la uva quebranta, la única genuinamente peruana y una de las ocho variedades de las cuales es posible elaborar pisco.
El distrito de Pisco es el que le da nombre a la bebida y fue desde su puerto homónimo que se realizaron los primeros envíos al mundo. Allí se encuentra la bodega San Nicolás, que produce el pisco 1615.
En la región abundan viñedos y bodegas, y muchas de ellas les abren sus puertas a los visitantes, tales como Tacama, La Caravedo y Queirolo.
Otro de los atractivos de la región es la Huacachina, una laguna de ensueño en medio del desierto, considerada el oasis más grande de América. Y no se puede partir sin antes visitar las enigmáticas Líneas de Nasca y la fauna marina de las Islas Ballestas, en Paracas.
En cuanto a la gastronomía, entre los platillos más representativos sobresalen el puré de pallares, la sopa seca y la carapulca chinchana, además de dulces como las tejas y el frejol colado.
Cabe mencionar que Perú cuenta con el sello Safe Travel de WTTC.