Estos pequeños poblados atesoran la tradición y el encanto ancestral junto a una gran riqueza cultural, caracterizándose por sus bellezas naturales, así como por su historia y tradición.
Los Pueblos Mágicos están conformados por 23 localidades: San Cristóbal de las Casas, en Chiapas; Parras, en Coahuila; Camala, en Colima; Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende, en Guanajuato; Taxco, en Guerrero; Huasca de Ocampo y Real del Monte, en Hidalgo; Mazamitla, Tapalpa y Tequila, en Jalisco; Tepotzotlan y Valle de Bravo, en el Estado de México; Patzcuaro y Tlalpujahua, en Michoacán; Tepoztlán, en Morelos; Mexcaltitan, en Nayarit; Cuetzalan, en Puebla; Bernal, en Querétaro; Real de Catorce, en San Luis Potosí; Cosala, en Sinaloa; Alamos, en Sonora; e Izamal, en Yucatán; conforman una nueva ruta imperdible para quienes gustan del cada vez más trascendente turismo rural.
Desde la conquista.
La antigua ciudad de San Cristóbal de las Casas fue fundada por Diego Mazariegos en 1528. Inicialmente se llamó Ciudad Real y está ubicada en el punto más alto del antiguo Camino Real de Guatemala, constituyendo una de las primeras fronteras políticas entre el Virreinato de la Nueva España y la Capitanía General de Guatemala.
Actualmente, San Cristóbal de las Casas es el centro de un valle de 72 km2. A sus alrededores se encuentran San Juan Chamula, Zinacantan, Tenejapa, Oxchuc, Amatenango y Chenalho.
Una buena opción para comenzar el recorrido es su plaza central, la que fue utilizada principalmente como mercado de trueques y espacio para ejecuciones públicas. La catedral es un hermoso ejemplo de la arquitectura barroca toscana, y el paseo al pequeño templo dedicado a San Nicolás es otro de los itinerarios que vale la pena emprender en este mágico lugar. El conjunto se completa con la sede de los poderes de San Cristóbal -construida en 1881-; la casa de Francisco Montejo, levantada a mediados del siglo XVI; la casa de la Sirena; y los Portales. También se encuentra Santo Domingo de Guzmán, la obra barroca más destacada de la región; el Arco Torre del Carmen; y el Templo de la Merced.
Por su parte, los museos plasman la cultura del lugar, destacándose el Na Bolom, con su extraordinaria biblioteca sobre el mundo de los mayas y el Museo Sergio Castro e Hijos, que atesora 100 trajes regionales.
La gastronomía regional se caracteriza por la fusión de sabores indígenas y la cocina española. Entre sus preparaciones tradicionales se destacan las figuritas de yema, las tartas de turrón y los huevos chimbos, entre otras delicias.
Las fiestas son muy importantes en San Cristóbal de las Casas, sobre todo las de origen religioso. Cada barrio realiza su propia conmemoración y se celebran el Corpus, la Semana Santa, y el Día de los Muertos y de Todos los Santos. La fiesta más relevante se celebra desde el siglo XIX en abril y se la llama Feria de la Primavera y la Paz.
Para disfrutar.
Valle de Bravo fue descubierto en 1432 por el rey azteca Axayacatl, y fue recién en 1861 cuando la región pasó a ser conocida por este nombre.
Ubicado a 145 km. de Ciudad de México, el valle cuenta con un magnífico lago artificial en el que se practica la navegación, el velerismo y el esquí acuático, además del vuelo en planeadores que parten desde la cima del cerro de la Cruz.
Por su parte, el recorrido por el pueblo es fascinante, rodeado de flores, madera, adobe, portales y balcones que revelan una arquitectura particular.
Las caminatas por la orilla del lago y las cabalgatas sobre el malecón son los paseos recomendados. Asimismo, en el pueblo no se puede dejar de visitar el Jardín Central, donde se puede degustar una sabrosa gastronomía.
En el noreste, La Peña guarda atractivos restos prehispánicos y permite disfrutar de una panorámica de toda la sierra. Siguiendo por los alrededores se visualizan las cascadas El Salto y Vuelo de Novia, y la Reserva de Monte Alto, al oriente del pueblo, en lo alto de la montaña. Otros lugares de interés son el Parque Nacional Bosencheve, la laguna del Carmen, el parque Villa de Allende y pueblos como Colorines, San Nicolás Tolentino y Nuevo Santo Tomás de los Plátanos.
Cultura a fondo.
Fundada en 1542 por el franciscano Juan de San Miguel, San Miguel de Allende aún conserva características de la época de gloria novohispana.
La arquitectura, la música, la pintura, la escultura y las danzas acompañan cada recoveco albergado por este valle rodeado de cerros y bosques.
Sus exquisitas construcciones coloniales son un claro ejemplo del eclecticismo artístico, que se revela en detalles ornamentales de estilo barroco y neoclásico. Fiel representante de ello son edificios como la parroquia de San Miguel Arcángel o el oratorio de San Felipe Neri.
Asimismo, su legado histórico de la época de la Independencia queda de manifiesto en señoriales casonas como la que alberga al Museo Casa Allende.
Las fiestas en San Miguel de Allende conservan una estrecha relación con tradiciones de influencia española, como se observa en la "Sanmiguelada", muy parecida a la española fiesta de pamplona, que se celebra en septiembre como espectáculo central de las fiestas religiosas de San Miguel Arcángel. También en la fiesta de San Antonio de Padua, en junio, con fuegos artificiales, música, procesiones y corridas de toros.
Durante la Semana Santa se celebra a la virgen de los Dolores con un concurso de altares. En esa fecha se festeja también el día de San Patricio, celebración irlandesa que incluye un desfile, y una muestra gastronómica y musical.
El firmamento como escenario.
Entre colinas y valles se esconde Tapalpa, un pueblo que guarda innumerables sorpresas, como brumosos atardeceres y amaneceres, silencios, naturaleza y cultura. Durante la noche reina el silencio y es posible apreciar la inmensidad del universo, con sus millones de estrellas titilantes en el cielo despejado.
Si bien Tapalpa tiene una rica historia, hoy se caracteriza por su naturaleza, su altura, su aire y su luz. Calles angostas y empedradas, y casas con techos de tejas son los rasgos característicos de este destino.
El mercado, el templo, la plaza central y la Casa de la Cultura son pasos obligados para los visitantes. Además, desde allí es posible apreciar el nevado de Colima, imponente macizo volcánico de 4.240 msnm.
El recorrido puede continuar por las represas de las Piedras y El Nogal, las formaciones geológicas Las Piedrotas o valle de los Enigmas y Los Frailes, culminando en Atemajac de Brizuela, un pueblo cercano.
Cuentos del pasado.
Ubicado a 21 km. de la ciudad de Cuernavaca -capital del estado de Morelos-, se encuentra Tepoztlán, cuya raíz indígena es una de las más arraigadas del suelo mexicano. La misma queda manifiesta en sus costumbres y leyendas.
Dividido en ocho barrios coloniales, Tepoztlán ofrece un recorrido por sus pintorescas calles empedradas en las que se halla un destacado conjunto eclesiástico del siglo XVI, museos y numerosas tiendas que ofrecen todo tipo de artesanías y objetos esotéricos.
El lugar cuenta con una abundante riqueza natural, destacándose atractivos como la imponente figura del cerro del Tepozteco, en cuya cima se encuentra una construcción de la época prehispánica. Este lugar es visitado principalmente en marzo, cuando se celebra el equinoccio de primavera.
Otro imperdible es el ex convento dominico de la Natividad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Esta obra arquitectónica fue edificada por la Orden de los Dominicos entre 1560 y 1570, y fue dedicada a la Natividad de María.
Entre las fiestas se destacan la del carnaval previo a la cuaresma, uno de los más afamados de México; y la Natividad de María, en septiembre.
Antigua religiosidad.
Izamal es considerada la ciudad más antigua de la península de Yucatán. Rodeada por cinco pirámides entre las colinas, es un verdadero paraíso místico que se levanta como un monumento de color.
Algunos de los más relevantes son el añejo convento de San Antonio de Padua, construido en 1561 sobre un adoratorio maya; el templo de la Purísima Concepción, donde se encuentra la figura de la virgen de Izamal; el templo de Itzalmatul; la pirámide de Kabul; y Papolchac, el castillo de los reyes. Otro de los lugares recomendados es el cenote Xcolac.
La música, la danza, las ofrendas y los rezos conforman el mosaico multicolor que engalana a la ciudad. En octubre todos los pobladores reciben al Cristo de Sitilpech y en diciembre celebran a la virgen de Izamal. Ambas constituyen verdaderas festividades llenas de color y alegría.
Los Pueblos Mágicos están conformados por 23 localidades: San Cristóbal de las Casas, en Chiapas; Parras, en Coahuila; Camala, en Colima; Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende, en Guanajuato; Taxco, en Guerrero; Huasca de Ocampo y Real del Monte, en Hidalgo; Mazamitla, Tapalpa y Tequila, en Jalisco; Tepotzotlan y Valle de Bravo, en el Estado de México; Patzcuaro y Tlalpujahua, en Michoacán; Tepoztlán, en Morelos; Mexcaltitan, en Nayarit; Cuetzalan, en Puebla; Bernal, en Querétaro; Real de Catorce, en San Luis Potosí; Cosala, en Sinaloa; Alamos, en Sonora; e Izamal, en Yucatán; conforman una nueva ruta imperdible para quienes gustan del cada vez más trascendente turismo rural.
Desde la conquista.
La antigua ciudad de San Cristóbal de las Casas fue fundada por Diego Mazariegos en 1528. Inicialmente se llamó Ciudad Real y está ubicada en el punto más alto del antiguo Camino Real de Guatemala, constituyendo una de las primeras fronteras políticas entre el Virreinato de la Nueva España y la Capitanía General de Guatemala.
Actualmente, San Cristóbal de las Casas es el centro de un valle de 72 km2. A sus alrededores se encuentran San Juan Chamula, Zinacantan, Tenejapa, Oxchuc, Amatenango y Chenalho.
Una buena opción para comenzar el recorrido es su plaza central, la que fue utilizada principalmente como mercado de trueques y espacio para ejecuciones públicas. La catedral es un hermoso ejemplo de la arquitectura barroca toscana, y el paseo al pequeño templo dedicado a San Nicolás es otro de los itinerarios que vale la pena emprender en este mágico lugar. El conjunto se completa con la sede de los poderes de San Cristóbal -construida en 1881-; la casa de Francisco Montejo, levantada a mediados del siglo XVI; la casa de la Sirena; y los Portales. También se encuentra Santo Domingo de Guzmán, la obra barroca más destacada de la región; el Arco Torre del Carmen; y el Templo de la Merced.
Por su parte, los museos plasman la cultura del lugar, destacándose el Na Bolom, con su extraordinaria biblioteca sobre el mundo de los mayas y el Museo Sergio Castro e Hijos, que atesora 100 trajes regionales.
La gastronomía regional se caracteriza por la fusión de sabores indígenas y la cocina española. Entre sus preparaciones tradicionales se destacan las figuritas de yema, las tartas de turrón y los huevos chimbos, entre otras delicias.
Las fiestas son muy importantes en San Cristóbal de las Casas, sobre todo las de origen religioso. Cada barrio realiza su propia conmemoración y se celebran el Corpus, la Semana Santa, y el Día de los Muertos y de Todos los Santos. La fiesta más relevante se celebra desde el siglo XIX en abril y se la llama Feria de la Primavera y la Paz.
Para disfrutar.
Valle de Bravo fue descubierto en 1432 por el rey azteca Axayacatl, y fue recién en 1861 cuando la región pasó a ser conocida por este nombre.
Ubicado a 145 km. de Ciudad de México, el valle cuenta con un magnífico lago artificial en el que se practica la navegación, el velerismo y el esquí acuático, además del vuelo en planeadores que parten desde la cima del cerro de la Cruz.
Por su parte, el recorrido por el pueblo es fascinante, rodeado de flores, madera, adobe, portales y balcones que revelan una arquitectura particular.
Las caminatas por la orilla del lago y las cabalgatas sobre el malecón son los paseos recomendados. Asimismo, en el pueblo no se puede dejar de visitar el Jardín Central, donde se puede degustar una sabrosa gastronomía.
En el noreste, La Peña guarda atractivos restos prehispánicos y permite disfrutar de una panorámica de toda la sierra. Siguiendo por los alrededores se visualizan las cascadas El Salto y Vuelo de Novia, y la Reserva de Monte Alto, al oriente del pueblo, en lo alto de la montaña. Otros lugares de interés son el Parque Nacional Bosencheve, la laguna del Carmen, el parque Villa de Allende y pueblos como Colorines, San Nicolás Tolentino y Nuevo Santo Tomás de los Plátanos.
Cultura a fondo.
Fundada en 1542 por el franciscano Juan de San Miguel, San Miguel de Allende aún conserva características de la época de gloria novohispana.
La arquitectura, la música, la pintura, la escultura y las danzas acompañan cada recoveco albergado por este valle rodeado de cerros y bosques.
Sus exquisitas construcciones coloniales son un claro ejemplo del eclecticismo artístico, que se revela en detalles ornamentales de estilo barroco y neoclásico. Fiel representante de ello son edificios como la parroquia de San Miguel Arcángel o el oratorio de San Felipe Neri.
Asimismo, su legado histórico de la época de la Independencia queda de manifiesto en señoriales casonas como la que alberga al Museo Casa Allende.
Las fiestas en San Miguel de Allende conservan una estrecha relación con tradiciones de influencia española, como se observa en la "Sanmiguelada", muy parecida a la española fiesta de pamplona, que se celebra en septiembre como espectáculo central de las fiestas religiosas de San Miguel Arcángel. También en la fiesta de San Antonio de Padua, en junio, con fuegos artificiales, música, procesiones y corridas de toros.
Durante la Semana Santa se celebra a la virgen de los Dolores con un concurso de altares. En esa fecha se festeja también el día de San Patricio, celebración irlandesa que incluye un desfile, y una muestra gastronómica y musical.
El firmamento como escenario.
Entre colinas y valles se esconde Tapalpa, un pueblo que guarda innumerables sorpresas, como brumosos atardeceres y amaneceres, silencios, naturaleza y cultura. Durante la noche reina el silencio y es posible apreciar la inmensidad del universo, con sus millones de estrellas titilantes en el cielo despejado.
Si bien Tapalpa tiene una rica historia, hoy se caracteriza por su naturaleza, su altura, su aire y su luz. Calles angostas y empedradas, y casas con techos de tejas son los rasgos característicos de este destino.
El mercado, el templo, la plaza central y la Casa de la Cultura son pasos obligados para los visitantes. Además, desde allí es posible apreciar el nevado de Colima, imponente macizo volcánico de 4.240 msnm.
El recorrido puede continuar por las represas de las Piedras y El Nogal, las formaciones geológicas Las Piedrotas o valle de los Enigmas y Los Frailes, culminando en Atemajac de Brizuela, un pueblo cercano.
Cuentos del pasado.
Ubicado a 21 km. de la ciudad de Cuernavaca -capital del estado de Morelos-, se encuentra Tepoztlán, cuya raíz indígena es una de las más arraigadas del suelo mexicano. La misma queda manifiesta en sus costumbres y leyendas.
Dividido en ocho barrios coloniales, Tepoztlán ofrece un recorrido por sus pintorescas calles empedradas en las que se halla un destacado conjunto eclesiástico del siglo XVI, museos y numerosas tiendas que ofrecen todo tipo de artesanías y objetos esotéricos.
El lugar cuenta con una abundante riqueza natural, destacándose atractivos como la imponente figura del cerro del Tepozteco, en cuya cima se encuentra una construcción de la época prehispánica. Este lugar es visitado principalmente en marzo, cuando se celebra el equinoccio de primavera.
Otro imperdible es el ex convento dominico de la Natividad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Esta obra arquitectónica fue edificada por la Orden de los Dominicos entre 1560 y 1570, y fue dedicada a la Natividad de María.
Entre las fiestas se destacan la del carnaval previo a la cuaresma, uno de los más afamados de México; y la Natividad de María, en septiembre.
Antigua religiosidad.
Izamal es considerada la ciudad más antigua de la península de Yucatán. Rodeada por cinco pirámides entre las colinas, es un verdadero paraíso místico que se levanta como un monumento de color.
Algunos de los más relevantes son el añejo convento de San Antonio de Padua, construido en 1561 sobre un adoratorio maya; el templo de la Purísima Concepción, donde se encuentra la figura de la virgen de Izamal; el templo de Itzalmatul; la pirámide de Kabul; y Papolchac, el castillo de los reyes. Otro de los lugares recomendados es el cenote Xcolac.
La música, la danza, las ofrendas y los rezos conforman el mosaico multicolor que engalana a la ciudad. En octubre todos los pobladores reciben al Cristo de Sitilpech y en diciembre celebran a la virgen de Izamal. Ambas constituyen verdaderas festividades llenas de color y alegría.