FIESTA CALLEJERA EN EL CORAZON DE EUROPA.
Alemania de festejo
Si se tiene el concepto de que los alemanes son serios y carentes de sentido del humor, el prejuicio se desestima con sólo descubrir el Carnaval de Colonia. Tradicionalmente sobrios y trabajadores, los alemanes se disfrazan y toman las calles para divertirse al compás de la música en vivo. No importa que febrero sea frío y destemplado a orillas del Rin; las bajas temperaturas invernales no detienen a este pueblo que celebra al ritmo que consume grandes cantidades de cervezas “Kölsch”.
Disfraces, colores y alegría son el distintivo de esta fiesta que comienza cada 11 de noviembre a las 11.11 en Alter Markt, aunque la auténtica celebración empieza el último jueves de febrero y dura hasta el miércoles de ceniza, tras una semana de festejos.
Durante ese periodo se van preparando las carrozas para el desfile y los trajes que llevarán los protagonistas.
Conocido como la “quinta estación del año”, este acontecimiento cultural –uno de los más importantes de Alemania– comienza con el Weiberfastnacht, día en el que las mujeres asumen el rol principal de la fiesta tras recibir las llaves de la ciudad en manos del intendente. Todas ellas llevan unas tijeras con las que, según la tradición, cortarán la corbata de todo aquel hombre que ese día la lleve.
El domingo de Carnaval acontecen los llamados Kölner Schull, que son desfiles de gran tradición, donde participan algunos colegios de Colonia y diferentes agrupaciones de los barrios de Veedel.
En tanto, las mejores comparsas a pie y también motorizadas son premiadas y participan en la marcha del Lunes de las Rosas, el Rosenmontagszug. En este día cumbre los alemanes se disfrazan para acompañar las carrozas que irán tirando dulces y chocolates al público, mientras entonan típicas canciones de carnaval bajo el lema “Kölle Alaaf”, que significa "Colonia es de todos" en el antiguo idioma local, el Kölsch.
Cabe recordar que en 1823 se fundó el “Festkomitee Kölner Karneval”, institución que organiza cada año el carnaval y designa a los tres representantes: el príncipe, la virgen y el campesino. El nombramiento de estos personajes se basa en el pago de una elevada suma de dinero por los privilegios obtenidos con el título. El príncipe del carnaval es el más alto representante de las fiestas, precediendo los desfiles más importantes durante toda la semana.
TIEMPO DE CORRER.
Junto con las carreras de Nueva York, Boston, Chicago, Londres y Tokio, el Maratón de Berlín es uno de los grandes maratones del mundo. Con un trayecto bañado de contrastes e inmerso en un conglomerado escenario de cultura, historia y arquitectura, esta competición forma parte de la World Marathon Majors y es cita obligada para los amantes –tanto profesionales como amateurs– de este deporte.
Siendo la carrera más grande y veloz de Alemania, en ella no sólo participan corredores internacionales, sino también personas minusválidas en sillas de rueda y quienes quieran disfrutarla como espectadores a los lados de la calle.
El primer Maratón de Berlín se celebró en 1974 con la participación de 286 corredores, cifra que fue aumentando con el paso del tiempo, llegando en 2014 a los 50 mil participantes.
Durante los ‘80, cuando todavía existían las dos Alemanias, el recorrido discurría por las principales avenidas de la capital. Y en 1990, a tan sólo tres días de la Reunificación de Alemania, 25 mil corredores cruzaron la Puerta de Brandemburgo formando parte por aquel entonces del Muro de Berlín.
Actualmente los participantes parten desde la plaza Grosser Stern, bajo la atenta mirada del Monumento a la Victoria, y atraviesan la ciudad de norte a sur y de este a oeste en un ambiente festivo con bandas de música y una multitud que los anima.
El trazado de la maratón de Berlín está considerado como uno de los más rápidos de este tipo, convirtiéndolo en un suelo propicio para conseguir buenas marcas y romper records. En 2001 la japonesa Naoko Takahashi se convirtió en la primera mujer en bajar de la barrera de las 2h 20m, con un tiempo de 2h 19m 46s. En la categoría masculina, las mejores marcas recientes las han conseguido el etíope Haile Gebrselassie, quien estableció un récord del mundo en la edición de 2008 con 2h 03m 59s; al tiempo que en la edición de 2011 el keniano Patrick Makau Musyoki ganó la carrera y estableció una nueva marca con 2h 03m 38s. Dos años más tarde, en la versión 2013 del maratón, el keniano Wilson Kipsang Kiprotich superó el récord del mundo y estableció un tiempo de 2h 03m 23s.
Por otra parte, además del evento principal se llevan a cabo también una carrera para patinadores y una mini-maratón para niños y estudiantes.
La 42° BMW Maratón de Berlín que se realizará el 27 de septiembre será una nueva oportunidad para recorrer las avenidas más amplias de una de las capitales europeas más bellas.
PURA ESPUMA.
Año tras año, y durante 16 días entre septiembre y octubre, el Oktoberfest Munich seduce a millones de visitantes provenientes de todo los rincones del planeta para disfrutar del festival de la cerveza más popular del orbe.
La celebración de la cerveza de Baviera se remonta a 1810, cuando las multitudes se congregaron en un prado de la ciudad para celebrar la boda del príncipe Ludwig de Baviera y la princesa Teresa de Sachsen-Hildburghausen, quienes tras su casamiento ofrecieron a los ciudadanos de Múnich una gran fiesta a base de cerveza.
El Oktoberfest Munich comienza con el desfile de los Wiesnwirte (propietarios de las cervecerías) escoltados por carruajes de caballos cargados de barriles de cerveza. A las 12, cuando el intendente abre el primer barril y tras los 12 cañonazos desde las escaleras de la estatua que representa a Baviera, queda inaugurada la fiesta.
Este ritual cervecero gratuito se celebra en el área de Theresienwiese, un gran campo que se encuentra muy cerca del centro de Múnich y de la estación Central.
El moderno espectáculo cuenta con 15 carpas, de diferentes cervecerías alemanas, así como de otras delicias locales. Aquí se sirve solo la cerveza que cumple con los requisitos del Reinheitsgebot, ley de pureza de la cerveza de 1516, y fabricada dentro de los límites de Munich.
En materia gastronómica, las especialidades bávaras también son protagonistas de este festival. En el menú los favoritos sobresalen el chucrut, himmel y erde (morcilla con puré de manzanas y papas), mientras que el Schlachtplatte (placa de embutidos mixtos), hassenpfeffer (estofado de conejo) y el schweinshaxe (codillo de cerdo) también figuran entre los favoritos.
El Oktoberfest cuenta, además, con numerosas atracciones de feria. Escenarios con espectáculos que van desde la polka hasta la música comercial y un ambiente festivo cautivan a todo tipo de visitantes. En tanto, los adornos llenan las calles de color y las personas se visten para la ocasión con atuendos típicos: pantalones de cuero para hombres y dirndl (vestido) para las mujeres.
Tal es su éxito, que la fiesta más popular de Alemania y una de las más importantes del mundo, es imitada en destinos tan dispares como España, Italia, Bélgica, China, Perú, Colombia, Brasil, Chile, México y Venezuela. En Argentina, la ciudad cordobesa de Villa General Belgrano es el escenario para celebrar el Oktoberfest.
CON CUERPO PROPIO.
Siendo la cerveza la bebida más destacada o, tal vez, mejor promocionada del país, Alemania ostenta gran calidad en su producción vitivinícola, y cuenta con regiones cuyas vides datan de hace más de 2.000 años. Algunas de ellas son Ahr, Baden, Franconia, Hessische, Bergstraße, Mittelrhein, Mosel-Saar-Ruwer, Nahe, Palatinado, Rheingau, Rheinhessen, Saale-Unstrut, Sajonia y Württemberg.
El desarrollo del vino de Alemania tuvo un auge en los ‘70 y ‘80, denominado el boom del Riesling o “el milagro del vino alemán”. Esto aumentó considerablemente el consumo de dicho producto vinícola en la población y contribuyó a su difusión por el mundo.
Principalmente se cosechan uvas blancas y tintas de distintas familias y procedencias, llegando a un total de 140 cepas, con las que se elaboran los más variados vinos.
En ese contexto, a estos escenarios los ilustran las vides, restaurantes, bodegas señoriales y, durante la época de la vendimia, cuentan con numerosas festividades que invitan a probar los vinos in situ.
En en las zonas cercanas al Rin y el Mosela –más precisamente en Baden, el Palatinado y a orillas del Meno– se llevan a cabo entre mayo y noviembre las fiestas vinícolas y vitícolas que nada tienen que envidiarle a las celebraciones que se dan en torno a la cerveza.
Aquí diversas cooperativas y sus representantes, escancian sus vinos en puestos montados en sitios públicos, además de convidar las delicias gastronómicas de la región. Música en vivo y la coronación de la reina y princesas del Vino son algunas de las propuestas de la Vendimia.
La fiesta sigue con desfiles festivos junto al Dios del vino, Baco, con ropaje, barba y un aspecto imponente.
La uva más característica de esta zona y a la que se homenajea es la riesling, con la que se producen vinos de calidad. Van desde secos hasta dulces, casi siempre con un punto de acidez picante.
Además, en la zona se producen otros vinos como los borgoñas blanco y gris, y la variedad Müller-Thurgau, muy propia de Alemania.