-El avión es el transporte más seguro. Verdadero. La afirmación se sustenta en la tecnología de avanzada utilizada por los fabricantes de los aviones, los sistemas de navegación cada vez más modernos y en redundancia (duplicados, triplicados y hasta cuadruplicados por si fallara alguno, aunque es poco probable), el estricto período de prueba al que son sometidos antes de llevar pasajeros, el mantenimiento preventivo de los aparatos y el personal que es sometido a los máximos estándares de seguridad. Así, por ejemplo, cada seis meses los pilotos deben asistir a simuladores de la aeronave que vuelan donde enfrentan situaciones críticas de fallas en el avión –muy improbables que ocurran-. También existen rigurosos sistemas de pruebas de ingreso en una línea aérea, así como habituales controles médicos.
Miedo a volar: mitos y verdades de los aviones
-En aviones más grandes se siente menos una turbulencia. Mito. No depende del tamaño, sino del diseño.
-Es posible anticiparse a una turbulencia. Verdadero. Los tripulantes elaboran un briefing sobre la zona a sobrevolar. Además, durante el vuelo, cuentan con información enviada por los radares meteorológicos que tienen los aviones referida a su posición exacta con respecto a una zona de turbulencia o tormentas. De todas maneras, si se hace difícil volar otra zona, hay que destacar que la turbulencia no es un peligro para la seguridad, sólo un mal momento para pasajeros que suelen asustarse.
-Hay zonas con más turbulencia que otras. Verdadero. Suele ser más turbulento -pero eso no quiere decir peligroso- un cruce sobre la cordillera. También hay zonas más propensas a tener actividades convectivas (tormentas), por ejemplo el norte de Argentina en su frontera con Brasil y Paraguay.
-Existen compañías aéreas más seguras que otras. Mito. Cualquier compañía occidental mantiene bien en alto sus estándares de seguridad, ya que de éstas dependen su imagen y su fortaleza en el mercado. La aerolínea de bandera de Argentina está entre las más seguras del mundo.
-Los despegues y aterrizajes son los momentos más complejos. Verdadero. Se caratulan fases críticas por la atención que requieren pero no peligrosas. Durante el despegue se exigen al máximo los motores. Si bien se considera extremadamente poco probable que falle alguno de ellos, tenemos que estar preparados.
En el aterrizaje hay que estar atentos a configurar el avión para esta fase. Muchas veces la meteorología no ayuda. Sin embargo, tanto el avión como la tripulación y el aeropuerto están preparados para aterrizar sin visibilidad, sin que esto implique un riesgo.
En la aviación se utiliza el concepto "safety first": si la seguridad no está garantizada, no se opera dicho vuelo.
-En un pozo de aire se pierde mucha altura. Mito. Los pozos de aire no son más que alguna forma de turbulencia por diferencia de temperatura de las masas de aire o corrientes ascendentes o descendentes. Se pierden o ganan muy poca altura. Es más una sensación fea para el pasajero que una situación compleja en la operación del vuelo.
El miedo a volar surge a partir de personalidades que necesitan tener el “control”. Otros han tenido una crianza basada en los peligros o tal vez padecieron alguna situación estresante. No hay nada en la vida que pueda estar bajo control o exenta de riesgo. Aceptar esta premisa como una realidad no es sencillo, ya que las personalidades ansiosas tienen la alarma encendida todo el tiempo y necesitan certezas porque la incertidumbre es intolerable.
Muchas veces se considera que no se tiene el recurso necesario para el peligro y en relación al avión se magnifica el riesgo. Se teme a lo desconocido. Por eso, nosotros invitamos a conocer el avión, las tripulaciones, la industria. Acercarse al avión de una manera más amigable.
*Por Liliana Aróstegui, fundadora de Alas & Raíces, institución que brinda cursos para combatir el miedo a volar. Próximos encuentros: 19 y 20 de septiembre; y 17 y 18 de octubre. www.alasyraices.com.ar.
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