Llueve en las Cumbres de Achala y las Sierras Grandes, ubicadas en el oeste de la provincia de Córdoba.
El río “pueblo del cielo”
El sediento paisaje, árido y pedregoso, rápidamente absorbe parte del agua hacia el subsuelo, canalizando el resto hacia los secos cauces de los arroyos. El agua, en su descenso por los faldeos montañosos, busca las pequeñas quebradas y desniveles del terreno, formando una red de afluentes que originan ríos cada vez más caudalosos que arrastran, en su vertiginoso recorrido, rocas, piedras y todo lo que encuentran a su paso. Son las temidas "crecidas", que las poblaciones de los valles y zonas bajas temen, y a veces, padecen.
Uno de los ríos, el Anisacate, nombre que significa "pueblo del cielo" en lengua aborigen, tiene sus nacientes en el faldeo oriental de la Sierra Chica. Más caudaloso, por el aporte de otros ríos, el Anisacate se abre camino serpenteando entre serranías pobladas de densos bosques autóctonos, donde se destacan algarrobos, quebrachos, talas y sauces que crecen en sus riberas, creando en su recorrido bellísimos entornos naturales, principalmente en el Valle de Paravachasca(1). Allí se encuentra un rosario de tranquilos pueblos turísticos, como: La Paisanita, La Serranita, Los Aromos, Villa La Bolsa y ciudad de Anisacate.
En el cauce del río, grandes rocas y piedras que arrastran las crecidas forman diques naturales que, a su vez, originan innumerables cascadas. En los remansos y ollitas, con aguas cristalinas, la corriente se aquieta formando pequeñas playas con arena, donde los bañistas disfrutan, principalmente en la temporada de vacaciones.
El río Anisacate, ahora más calmo, deja atrás las encajonadas serranías boscosas y su cauce, dibuja nuevos paisajes, buscando la llanura para unirse al río de los Molinos y dar nacimiento al río Segundo.
(1) Es un vocablo de origen comechingón que significa "lugar de vegetación enmarañada".
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