Hoy es posible llegar a un aeropuerto y hacer toda la gestión hasta llegar al asiento mismo del avión, sin tener contacto físico con nadie (contactless). La realidad es que la tecnología ya está disponible, incluso antes del estallido de la pandemia. Lo que ocurre es que estas innovadoras herramientas que antes servían para optimizar tiempos ahora adquieren mayor relevancia en el contexto del Covid-19.
¿Cómo funciona el contactless en los aeropuertos?
¿Cómo funciona el contactless en los aeropuertos? Algunos sistemas vinculados con el Digital ID, demandan un alta previa. Es decir, el pasajero debe registrarse en determinadas plataformas que le exigirán incluso tomarse una foto del rostro, para generar un perfil. Contra ese perfil, en todo el proceso dentro del aeropuerto, será contrastada su información.
El primer paso es el despacho de equipaje. Hoy es posible realizarlo tanto en puestos de autoservicio, como incluso a través de un robot que recorre el aeropuerto (presentado y puesto en operaciones por SITA). Todo ese proceso se realiza de modo autónomo, con el registro digital, escaneando su pasaporte, la máquina emite la tradicional cinta con el código de barras y la identificación de la escala, para que el propio pasajero se la pegue a sus valijas. Terminado el proceso, la máquina retiene el equipaje.
Algo similar sucede con el check-in, que puede ser realizado de modo autónomo en los kioskos de autoservicio. La identificación del pasajero se realiza de modo inteligente con el Digital ID y el perfil establecido previamente. Hoy se suma una nueva dificultad que es el chequeo, en esa instancia, de toda la información sanitaria relacionada con el viaje (certificados, resultados de pruebas, etcétera). En tal sentido es que aparecieron herramientas nuevas como el IATA Travel Pass, o el pasaporte sanitario que planea la Unión Europea. Se trata de instancias que simplifican o agilizan el chequeo.
A todos esto, el proceso contactless incrementa el número de cámaras de video para garantizar la identificación digital en diversas instancias de la estadía en los aeropuertos, pero además se han sumado cámaras térmicas y escáners para tomar la temperatura de los viajeros, también a distancia.
Quizás el control del equipaje de mano y el control de seguridad sean de los pocos ítems que resulten difíciles de automatizar aún más (ya se encuentran los portales detectores de metales y los escáneres). Porque el ítem restante del proceso, el control migratorio, ya está automatizado en las puertas automáticas donde se escanea el pasaporte (o se lee un chip en aquellos que los tienen) y se identifica al pasajero con biometría (nuevamente el Digital ID).
Servicio en el avión sin contacto
En realidad, tal como sucede con el Digital ID, que comienza poco antes de que el pasajero ingrese al aeropuerto, porque demanda que se registre en una base de datos, el paso siguiente en el avión comienza antes. Y es que los free shops están ofreciendo compras contactless en los portales web.
Del mismo modo, las líneas aéreas han avanzado en el mismo mecanismo de compra remota a bordo del avión. No solo de productos del freeshop abordo, sino también de catering. Muchas aerolíneas están implementando códigos QR para que los pasajeros accedan a los menúes y realicen sus pedidos. Y del mismo modo se accede a los sistemas de IFE (InFlight Entertainment).
Aerolíneas con contactless
Repasemos algunos ejemplos de estas instancias de la experiencia de viajes contactless. Qatar Airways, dispone de su propuesta IFE (In-Flight Entertainment) denominado Oryx One, en toda su flamante flota de Airbus A350. Este sistema ha incorporado una tecnología denominada Zero Touch, asociada con Thales AVANT IFE. Habitualmente, utilizar el IFE supone utilizar la pantalla táctil de cada asiento individual. A cambio de eso, Qatar propone que cada viajero empareje mediante el wifi del avión (el Oryxcomms) su propio dispositivo personal con el IFE. Esto le permitirá disfrutar de toda la oferta, desde su propio dispositivo personal.
En septiembre de 2020, Emirates puso en funcionamiento en el aeropuerto de Dubái, kioskos de autodespacho tanto de equipaje como para hacer el check-in. En total, son 32 máquinas para la entrega de equipaje y 16 para hacer el auto-check in que, por otro lado, son touchless, es decir no es necesario manipularlos, sino que pueden ser manejados mediante los dispositivos móviles. Por ahora, el servicio se encuentra en el área de Económica y en los vuelos hacia Estados Unidos, Canadá, China, India y Hong Kong, pero se extenderán luego a Business y Primera.
La Star Alliance ha decidido desarrollar su propia plataforma Star Alliance Biometrics, que ya han comenzado a utilizar experimentalmente Lufthansa y Swiss, que a su vez lo han puesto a disposición de su programa de viajeros frecuentes (Miles & More), en los aeropuertos de Fráncfort y Múnich. Desde la app de Lufthansa o las de Swiss, el pasajero se puede dar de alta, cargar su información (incluido tomarse una foto), que será archivada y se utilizará en adelante para los viajes que realice tanto en la aerolínea germana como en todo el resto de las empresas de la alianza Star.
La lista de ejemplos sigue y se podría seguir citando experiencias. Lo concreto es que es un paso que ha dado la industria que, más allá de la pandemia, no volverá para atrás. No solo por los beneficios en tiempos y ahorros que genera, sino sobre todo porque se ha comenzado a generar un acostumbramiento de parte del pasajero, fundamentalmente. Porque en el fondo no se sabe cuándo se volverá a ver a los principales aeropuertos del globo suficientemente saturados para que toda esta digitalización demuestre cabal y completamente su valía. Antes de eso veremos una actividad parcialmente recuperada y a un pasajero que se ha acostumbrado a lidiar con el autoservicio digital. En algún punto, es una situación de estándar tecnológico similar a la que marcó la adopción de los cajeros automáticos bancarios o los pagos virtuales en Internet. Tras cierta resistencia o recelo, el usuario terminó acostumbrándose. Quizás el mayor desafío del contactless resida en la cooperación indispensable entre los diversos actores del proceso, desde las autoridades de todo tipo (seguridad, migraciones) a los concesionarios aeroportuarios y terminando en las líneas aéreas.
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